jueves, 11 de marzo de 2010

Comunicación no verbal.


Caminé mirando el mundo a través de los pequeños gestos perdidos,
las sonrisas de extraños que nos hacen sentir un calor en la garganta
o el simple levantamiento de una ceja inestable y punzante,
de alguien que particularmente todo te lo encuentra errado.
El brillo de mil estrellas mezclando una sola, en los ojos de algún padre
que cuando mira a su hijo con orgullo, escribe el mejor poema jamas escrito
con un solo gesto... que tarda menos de un segundo y que puede durar por siempre.
Mientras camino sin rumbos fijos, los gestos me invitan a sentirme en casa,
las muecas de adultos mayores que marcan sabiduría en las grietas de su piel
o el seño fruncido de alguna mirada inquietante y rencorosa que de vez en cuando
se consume en el fondo de algún solitario bar.
Con un gesto, te ahorras mil palabras... con una simple sonrisa
puedes calmar lo que sea, desde ignorancia hasta violencia,
desde todo lo negro que puedas ver en el climax de la noche,
hasta el cielo platinado de los amaneceres.
Un gesto es la luz que nos envuelve en sus lazos de apoyo
y nos hace inconscientemente felices.

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