domingo, 13 de marzo de 2011

La espera

Los vagones del tren vienen vacíos,
como el alma desolada de una viuda joven
El polvo se levanta unos centímetros del suelo
mientras las oxidadas ruedas avanzan por los carriles.
El sol adormece mis ojos, que un poco perdidos
tratan de mirar el final de las vías.
Hay dos perros a mi alrededor, uno me mira con la esperanza de que
mi mano toque su cabeza y el otro simplemente orina mi zapato.
Las astillas de la banca vieja me punzan la columna pero aún estoy esperando tu tren
Tengo la boca seca y un sabor amargo mezcla de cigarro y desilusión.
Mientras pasan las horas, mi ansiedad no deja de mascar mis uñas.
Justo con un golpe de viento al final de las vías
puedo apreciar el resplandor del acero brilloso de la máquina que te acerca a mí.
Mis pupilas expectantes brillan como faros en la noche, cuando las puertas por fin se abren,
entonces tengo de frente tu rostro y eso hace que todo valga la pena.

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