El polvo del aire me seca la boca cada vez que digo alguna palabra casual.
Detrás de la ventana, la luz cegadora rebota en un techo de pulido aluminio
Y me hace fruncir el seño.
Las nubes que se manoseaban esta mañana han desaparecido,
Y el cielo parece recién lavado con un buen detergente.
Ya casi no quedan vientos violentos,
De esos que desplumaron toda angustia de la falta de ti.
Tengo tu olor tatuado a mis manos sudorosas y satisfechas.
El brillo de esta tarde no es normal
Se ve todo tan claro de este soleado cuarto piso
Que no hace falta ninguna luz artificial.
Escuchando sin escuchar una ligera voz estudiantil,
Que a lo lejos, se hace notar
Yo simplemente relajo mis párpados...
Y no me canso de pensar en ti.
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